domingo, 31 de julio de 2016

Cartas a mi Padre.

1. PASADO.
Un viejo recuerdo que aflora a mi mente: una pandilla de crios paseando su estupidez por la Calle Marín en el Vigo de los años 80 sin importarles nada, sin conciencia de nada.
De pronto, a plena luz del día, los lobos aparecen con colmillos afilados, con hocicos alegres que olfatean la sangre de una presa fácil.
Yo estaba allí, yo los vi venir y mis nervios presentían el desastre.
Eran más grandes, más fuertes, más locos y albergaban aquel veneno que se llevó a mucha gente a una zona de desolación.
Exigían dinero o sangre.
De repente, el amo de la manada reparó en mí y, haciendo un gesto que paralizó el tiempo, dijo, con un salvaje acento que nunca he podido olvidar: Tú eres el hijo de Don Miguel, ¿verdad? Venga, vámonos, pasad de ellos. Y os digo una cosa, al que le toque un pelo a este chaval le reviento la cabeza, ¿está claro?
Y se perdieron, desaparecieron entre las reverberaciones del calor que se elevaba del asfalto de aquellos veranos en los que nuestra inocencia se difuminaba paso a paso.
Más tarde crecí un poco más y adopté el aspecto y el sentir de aquella llamada tribu urbana del heavy metal. Y siempre, siempre que conocía a otro habitante salvaje de Coia sentía el respeto en sus palabras, entre litronas y humo de hachis, al hablar de mi padre.
Kiko Veneno escribió una canción que se titulaba Superhéroes de Barrio, pero, claro, él no conoce a mi padre. Por lo tanto no tiene ni puta idea de lo que significa que un yonki descerebrado o un tipo gigantesco recién salido de la cárcel le ponga un Don antes del nombre al hablar de alguien que nunca ha sido un mafioso sino la persona con el corazón más grande que ha pisado este puto planeta.
Simplemente me da la gana de decir que, si de algo me puedo sentir orgulloso, es sentir su sangre navegando por mis venas. Esa raíz me acompaña y me protege.
Hace breves horas vi a mi hermana manipulando el mando de la televisión mientras buscaba el partido de la Eurocopa, y él le decía: a ver, ¿ya está o qué?
A los Piñeiro nos pierde nuestra falta de paciencia.

[7/7/2016]

2. ADIOS.
Y ahora me pregunto: ¿Qué vamos a hacer sin el faro que iluminaba el camino entre las tormentas? ¿Qué haremos sin nuestro guía y dios de esta pequeña y perfecta religión?
Una de sus últimas frases, antes de pedir que le llevaran a urgencias (cosa rara en él y eso significó un quiebro, una premonición) fue, al subir al coche de mi hermano Natxo, desinflándose tras cumplir con sus obligaciones como tesorero de la fiestas de Coia: ya está, se acabó...
No tienes ni puta idea de cuanto te voy a echar de menos, papi. Tú que siempre apostaste por mí y yo sólo te aporte caos.y tan sólo algunas sonrisas en los últimos años.
Ojalá este desastre logre que me convierta en una persona mejor.
Todo, todo es un puto aprendizaje teñido de sangre.
Y quiero dar las gracias a l@s que nos habéis abrazado y nos habéis tendido un brazo de salvación entre las espinas de estos incomprensibles días.
Y también escupir en la cara a esos representantes de la iglesia que pretendieron hacer un negocio con un ser único que creía en ellos (si alguna duda me quedaba sobre las religiones en general, se ha desintegrado en mil fragmentos).
Ahora hay que seguir caminando con la cabeza alta y arrastrando esa inmensa cicatriz.
Allá donde estés, Don Miguel, espero que seas feliz pues siempre fuiste un rio.
(Putas lágrimas que me hacen tardar un siglo en escribir esta mierda)
Creo que esta es la canción perfecta para tí, father. Tú me has perdonado y yo siempre te he querido.
Ojalá llegue un día en el que me pueda sentir, al menos, la mitad de hombre de lo que fuiste tú

[13/7/2016]

3. DUELO.
Yo nunca he tenido mucho olfato, pero los olores han cambiado, es innegable. Los sabores se han transformado en algo distinto.
Hay veces en que me gustaría partirle la cara a alguien a pesar de la creencia en mi talante amigable; esa antigua actitud de abrazar que se pierde.
Vivo mi día a día con un impulso tan agresivo que no me reconozco, y me duele. Mi poca paciencia se ha diluido como vapor.
Tengo un ángel de alas blancas a mi lado que soporta mis momentos de furia y su piel se llena de heridas al sujetar mis cuchillos. Y no creo que sea justo, no lo creo.
Se supone que todo esto forma parte del duelo. Vamos, es lo que dicen los expertos.
Esta noche me he pegado una pateada super acelerada de media hora y nisiquiera sé si me vino bien o mal.
Hace un par de días me sumergí en el mar y, al llegar a la orilla, no pude contener las lágrimas.
Hay algo que me quema por dentro.
Demasiadas cosas repartidas en la distancia oblicua que hay del cerebro a las tripas.
Creo que podré con ello... Es cuestión de respirar a fondo y de seguir caminando.


4. FUTURO.
Su energía está en mí y huele a madreselva.

 

miércoles, 29 de junio de 2016

Mark Oliver Everett - Cosas que los nietos deberían saber [2008]

Es un orgullo para mí pertenecer a esa raza de seres que se inundan de luz al escuchar la música de un ser tan mágico como Mark Oliver Everett (el muchachote que publica discos de plenilunio bajo el nombre Eels).
Ayer mismo acabé de leer, por segunda vez, ese fantástico libro autobiográfico llamado Cosas que los nietos deberían saber, y me he vuelto a emocionar como un auténtico gilipollas.
Creo que hay una línea clara que diferencia a los artistas de verdad, los que llevan el arte y la sensibilidad en la sangre, de los estafadores que nos venden humo para vivir del cuento.
Mark es uno de esos personajes irrepetibles y nunca le podré agradecer lo suficiente a uno de mis hermanos el recomendarme este libro.


"Hubo un tiempo en que salí con la hija de un orólogo suicida. Todo iba muy bien hasta que una noche le canté una canción.
-Me gusta tu voz -me dijo- pero a veces cantas como un negro.
Y a veces llegas a momentos críticos a lo largo de tu vida en los que te das cuenta de que la persona con la que has estado paseando en coche, cenando y acostándote no es ni muchísimo menos la persona adecuada para ti. Para mí aquel fue uno de esos momentos. Dos cosas me pasaron inmediatamente por la cabeza:
1) Eres una persona repugnante e imbécil y no sabes las ganas que tengo de no volver a verte.
Y 2) ¡Gracias!
No pude evitar sentirme bien tras el comentario de aquella racista sureña, porque con toda su ignorancia y grosería me había dado a entender que musicalmente iba por el buen camino."

Es muy en serio que es uno de los libros más sinceros que he leido nunca y su autor es un ser al que le han perseguido las desgracias desde siempre. Un auténtico manual de supervivencia a ras del suelo que empaña los ojos de lágrimas y que te hace sonreir al mismo tiempo. Y eso, para mí, es la hostia en verso.
Puede que no sea el mejor escritor del mundo (él mismo se excusa por ello) pero, joder, me encanta este libro.
[19/06/2016]


viernes, 20 de mayo de 2016

Attila Bartis - El Paseo [1995]

"Tendría unos siete u ocho años cuando me fijé en cómo los gatos caían de pie. Yo era la única criatura de la casa. Aparte de mí, en las dos plantas vivían treinta y tres familias de ancianos, malos bichos llenos de odio, a quienes quizá otros tuvieran muchas cosas que agradecer, pero yo ninguna."
Así arranca este pequeño y enorme libro (apenas140 páginas arrebatadas), para acabar con éste párrafo:
"Esto es todo.
No necesito tu pañuelo, no lloro desde hace tres años.
Vivo según modelos aprendidos. Así que hice mis negocios e incluso me tomé un café. También recogí algunos objetos importantes para mí. El vestido de Benjamin, la piedra de Igor, un cuaderno de pentagramas. El buen amanecer.
Amor, viajar a la luna, arte. Un ballet en el pantano."

El creador de ésta obra, Attila Bartis, es fotógrafo además de escritor ocasional. Y así se comprenden muchas cosas. No he visto ninguna de sus fotos y pienso dejar un tiempo para acercarme a sus imágenes tras asimilar lo que sus palabras cuentan. Publicó este libro en 1995 en Rumanía y en febrero de este año 2016 se ha editado en España gracias a las buenas artes de la editorial Acantilado.
Yo no sé lo que me ha pasado al introducirme en estas páginas. Tan sólo sé que, El Paseo, es el prototipo de literatura que consigue reiterarme en mi pasión por las letras.
Una voz nueva he descubierto. Una voz que clama recuerdos de guerras que han destrozado un país y que narra una historia de una forma tan única, hiriente, turbadora, hermosa y portadora de tormentas, que pienso releer sus frases muchas veces.
Es difícil el dominio de las palabras y Attila Bartis ha creado un mundo nuevo a pesar de beber de grandes maestros.
El Paseo es una obra tan extraña, triste, luminosa y brutal a la par, que casi creo que no todo está perdido.

miércoles, 13 de abril de 2016

El día en que nos encontremos devoraré tus ojos como un cuervo.

Se la encontró en el lindero del bosque, justo en esa zona asombrada donde las ramas acarician la orilla del rio. Un pájaro extraño temblaba empapado por las gotas de rocío y un lagarto se deslizaba sobre una roca cubierta por el musgo de la vida. Sonaba un latido como de escarcha; un rumor de siglos que surgía de la tierra; una pulsación de hojas caídas y de telarañas como cuerdas de un arpa.
Y allí estaba ella, con su cabello danzando en el fulgor cristalino de las aguas. Parecía tan pura y resplandeciente que no pudo evitar el acercar su mano a la piel de su rostro. Estaba fría, tan helada como un despertar tras una pesadilla. Una lágrima casi metálica que arañaba. Olfateó su cuerpo muerto y grabó en su interior el olor del bastardo que había segado los sueños de aquel ser inocente.
A partir de ese día persiguió su rastro durante años, obsesionado por una sed de venganza que ardía como fuego en sus entrañas. Recorrió montañas, desfiladeros impracticables, torrentes de mar que helaban la sangre en las venas, pueblos habitados por hombres vestidos de miseria y rencor por vidas malgastadas.
Y, al fin, al termino de una estación, no sabía si invierno u otoño, franqueó la puerta de una vieja posada construida con madera que olía a esqueletos de peces muertos. Sus sentidos le hicieron encaminarse a una mesa situada al fondo del local donde las sombras reinaban. Un hombre maltrecho bebía un líquido oscuro de una sucia jarra. Se sentó ante él crujiendo sus huesos por el cansancio de una búsqueda casi eterna y de su inútil garganta se deslizó una especie de plegaria.
-Hace mucho tiempo que te busco. Un maldito día me arrebataste lo más preciado que tenía en este mundo. Quiero que salgas afuera, a la nieve que cae, para hacer contigo lo mismo que le hiciste a mi hija hace muchos años.
El hombre maltrecho le miró con ojos cansados y respondió: Te esperaba, estoy preparado.

lunes, 1 de febrero de 2016

4 Cómics en 4 Días (o como comprobar que cierto arte gobierna las tormentas).

Hay veces en que me pregunto qué sería de mí sin buenas historias. Sin una especie de combustible mental que calme y ayude a enfocar mi desenfrenada imaginación.
Esta semana he descubierto 4 relatos que son como soles y lunas a la vez y cada una de ellas fue como un latigazo.
Ojo al dato: todas han sido publicadas por la editorial Image. Un sello que montó Todd McFarlane (el creador de Spawn) junto a unos buenos amigos, en los años 90, la época de mayor crisis económica en el cómic usa, para que los autores poseyeran los derechos sobre sus obras. Cosa hasta la fecha impensable en Norteamérica con los emporios de Marvel y DC repartiéndose el mercado.Y hace tiempo que me he dado cuenta que no es que publiquen buenos cómics, es que todo lo que sale bajo el sello de la gran i es, siempre, de lo mejor. Y no sé cómo demonios lo consiguen.
Otra advertencia: quiero comprobar cómo voy a hacer para resumir estas 4 increíbles obras en un único texto. Es un reto y eso me encanta. Y va a ser imposible comprimirlos en 4 párrafos, así que quien no tenga paciencia para la lectura más le vale que abandone.

LUNES: OUTCAST (PARIA) [GUIÓN: ROBERT KIRKMAN/DIBUJO: PAUL AZACETA][2014/...]
Me he convertido en adicto a esta historia y pienso esperar, como agua de mayo, cada número mensual.
Kirkman es el creador de, entre otras maravillas, The Walking Dead. Y me refiero al cómic, no a la serie de tv, que ni he visto ni pienso hacerlo.
Paria es una serie tan brillante y adictiva, tan cargada de un poso de malestar y una atmósfera de continua amenaza, un relato cargado de la sensación de que cualquier desastre está a punto de ocurrir, que es tan capaz del desasosiego como de la más pura emoción humana.
Kyle Barnes es un hombre hundido. Ha descubierto que es un Paria; un ser clave para liberar a la gente de los demonios que los poséen. Una pieza única en un engranaje sobrenatural que está a un paso de expandir el infierno sobre la tierra. Su mujer, poseída por uno de estos demonios, estuvo a milímetros de matar a la hija de ambos si no fuera por su intervención y exorcismo. Y ahora su matrimonio está roto pues la culpa ha recaído sobre él. Pero, lo cierto, es que Kyle tiene la clave para salvarnos a todos. Y no me da la gana de contar nada más. Tan sólo que los ingredientes con que está confeccionada esta obra son: la culpa, la búsqueda de la redención, el tratar de reparar todo el daño causado, la fe, la angustia, el sentirse desvalido ante una amenaza inmensa, las ganas de desaparecer, recapacitar e ir a por todas sin importar lo que te pueda pasar...
Creo sinceramente que es lo más grandioso que ha escrito Robert Kirkman y espero que siga mimando esta historia tan impredecible que ni puedo ni quiero imaginar a dónde nos conducirá. Y no quiero obviar el trabajo de Paul Azaceta, el dibujante (un gran descubrimiento para el que esto escribe), un artista preciso como un cuchillo afilado que sabe como dar vida a esos seres confusos y, al mismo tiempo, iluminados, que se mueven como personas casi reales gracias a sus buenas artes. La única palabra que puede definir ésto es Genial.
Resumen desde mis tripas: Cuando has llegado a un punto en que nada te importa, si te levantas por los demás, aunque sea arrastrando tu propio esqueleto que nadie ve y haces cosas importantes, eres un héroe a pesar de que la gente esté ciega para verlo.



MARTES: WYTCHES [GUIÓN: SCOTT SNYDER/DIBUJO: JOCK][2014/2015]
Reconozco que aquí me resulta imposible ser imparcial. Adoro todo lo que hace Scott Snyder. Creo que es uno de los guionistas de cómics más cautivadores que existen ahora mismo. Pero, como gran bastardo que soy, estoy preparado para asumir un tropiezo porque tanto talento y madurez no es normal en alguien tan joven. Ha creado, junto a Stephen King, la fascinante serie American Vampire. Es el responsable de obras tan absolutamente increíbles como The Wake, Severed, Puertas de Gotham y un gran etcétera que incluye la serie actual de Batman que no deja de sorprenderme (48 números lleva ya ocupándose de los guiones del Caballero Oscuro y no se agota su creatividad).
Existe una raza de seres ancestrales que habitan bajo el suelo que pisamos desde siempre. Se alimentan de carne humana y pueden hacer que cualquier sueño se haga realidad si pactas con ellos. Si les ofreces a tu hijo puedes conseguir dones impensables. La mayor tentación está al alcance de la corrupta naturaleza humana. Atención que esto es una gran idea pues remarca la bestia que llevamos dentro; la corrupción y la ambición que creo forman parte del adn humano.
Charlie Rooks es un escritor de éxito y, como Scott tiene ese toque tan humano en todas sus obras, es imposible evitar que te caiga bien (un maldito truco que hace siempre para lograr la empatía con alguien que lo va a pasar mal). Su mujer vive en una silla de ruedas tras un accidente automovilístico. Su hija sufre por su condición de no sentirse ubicada en ningún sitio.
A Scott le pierden las historias de raíz sobrenatural que enlazan con los miedos más oscuros del alma humana. Es un maestro en ello.
Gente atrapada en el interior de un árbol, un pueblo que ha vendido su alma y su moral, una noria, la posibilidad de olvidar a quien más quieres y ser eterno...  La cara más oscura de la humanidad es una masa con la que ciertos seres, que ya estaban ahí antes del homo sapiens, pueden jugar.
Resumen desde mis tripas: Una historia tan tenebrosa como llena de humanidad que incluye a un padre ex-alcohólico que es capaz de descender al mismo infierno por la gente que comparte su misma sangre.








MIÉRCOLES: RASPUTÍN [GUIÓN: ALEX GRECIAN/DIBUJO: RILEY ROSSMO][2014/2015]
No conocía a Alex Grecian y, después de leerlo, me parece un escritor realmente grande. En tan sólo 10 episodios en formato comic-book (lo que significa 23 páginas aproximadamente por número) nos lleva por buena parte de la historia de Rusia, desde la época de los zares hasta terminar en la USA actual, reinventando la historia de Grigori Efimovich Rasputin, alguien similar a lo que entendemos por el hombre del saco en el folklore de la tierra de la tundra, la perestroika y la Plaza Roja.
Rasputín tiene la capacidad de curar con sus manos y de no morir nunca. Es un ser acompañado perpetuamente por el espíritu de su cruel padre por escoger salvar al oso que lo mató en vez de a él. Con cada persona que salva parte de su esencia se queda en su alma. Es un hombre con cientos de vidas en su interior; suficiente para volver loco a cualquiera. El pueblo lo adora y ciertos amigos le temen y odian por igual. Tras salvar la vida del hijo del zar se convierte en alguien de confianza en la corte, ejerciendo una gran influencia. En definitiva, alguien muy molesto para los que están en contra del régimen, incluyendo naciones extranjeras.
Esto es una maravilla que sigue creciendo por dentro una vez acabas de leerlo. Está tan bien estructurado todo y es tan precisa la manera de narrar que realmente sorprende todo lo que está compactado en tan pocas páginas para lo mucho que abarca. Dioses olvidados, el dolor de una guerra sangrienta, la amistad más pura y las envidias de quienes se llaman a sí mismo amigos, el hecho de lidiar con poderes que te hacen estar por encima de los demás cuando amas a la gente y el dolor de renacer cada día.
Y algo más: Riley Rossmo. Un dibujante que me dió un vuelco cuando lo descubrí en la increíble Bedlam, escrita por el enorme Nick Spencer. Este tío es absolutamente brutal y me resulta difícil entender como consigue cambiar de registro con cada obra que ilustra. Tiene un toque absolutamente personal al que es muy difícil encontrar una influencia y, además, en cada cómic que hace es como si reinventara su estilo. Creo poder afirmar que es mi dibujante favorito de los últimos tiempos.
Resumen desde mis tripas: La soledad que representa el no poder morir y ver como se desvanece a tu alrededor todo lo que amas. Para esto hay tres salidas; o tu mente se destruye o creas una coraza o te conviertes en el ser más odioso del mundo. Y la opción más dificil; aprendes de tantas vidas y evolucionas hasta convertirte en alguien que merece mucho la pena.
Imposible no querer al Rasputín que estos dos artistas geniales reinventan aquí.
  








JUEVES: NIÑOS SALVAJES [GUIÓN: ALES KOT/DIBUJO: RILEY ROSSMO][2012]
Otra vez Riley dibujando y un nuevo cambio de registro. Esta vez casi esquemático por momentos y en otros abarcando más de lo que nadie tiene arrestos para dibujar. Y todo ello de una forma casi minimalista.
Y vamos a ver una cosa; cuando parece que ya todo está inventado, va y surge un chavalote llamado Ales Kot. Un simple niñato amante de los cómics (ésto es su debut) que estaba harto de la realidad que lo rodeaba y que abandonó sus estudios, según él, cansado de un sistema educativo que perseguía crear máquinas en vez de seres pensantes, algo con lo que yo comulgo. Se embarcó en un viaje por el mundo persiguiendo algo que aplacara su insatisfacción y ahora lo tenemos aquí haciendo lo que siempre quiso hacer. Lo cierto es que, mucho me temo, pertenece a esa raza que nunca va a encontrar su sitio y se acabará quemando. Y en serio digo que ojalá me equivoque.
Niños Salvajes es algo que proviene de una mente tan alucinada y, a la vez, tan lúcida como un bisturí que refleja una luz tan extraña e inaudita que necesitas volver a releer desde cero para tirar abajo los icebergs que aposenta en la mente.
Estoy completamente seguro que Grant Morrison, Alan Moore y Neil Gaiman, por citar tan sólo tres nombres que han transformado el lenguaje del cómic, alzan sus copas si han leído ésto. Este muchacho es realmente enorme y casi da miedo el pensar que nos va a ofrecer en futuras obras. Ya he descargado Zero, la serie que está publicando en la actualidad, y me muero de ganas de enfrentarme a ella.
Resumen desde mis tripas: Un experimento con un trasfondo brutal que nos narra como un grupo de alumnos, muy probablemente en posesión de un cerebro más grande que sus tutores, toman por asalto su escuela para reeducar las mentes de profesores que son herramientas de un sistema que debería ser abolido. Una especie de meta-lenguaje en el que sus protagonistas son conscientes de su condición de personajes de cómic. Una ruptura con la técnica de la narración impensable en un guionista tan joven.

                                               



lunes, 25 de enero de 2016

Los Odiosos 8 [Dirección & Guión: Quentin Tarantino][2015]

Tras el desastre de resquemores, desconfianza, rabia, orgullos rotos, dolor y frustración (resacas comunes al término de cualquier guerra y más aún en el caso de una nación partida en dos) que dejó tras de si la guerra de secesión estadounidense, una serie de personajes quedan atrapados por una ventisca invernal, en una parada para diligencias de montaña llamada La Mercería de Minnie. Uno de ellos es un famoso cazarrecompensas, John Ruth, alias La Horca (jamás había visto a Kurt Russell tan apabullante) que lleva a la ciudad de Red Rock a la sanguinaria delincuente Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh, mi chica favorita del cine independiente norteamericano de los 90) para que la cuelguen por sus crímenes y cobrar los 10.000 dólares de recompensa.
Lo que Tarantino nos muestra entre esas cuatro paredes (amparado en un estílo único en si mismo a pesar de beber de miles de fuentes que los críticos cinematográficos han ninguneado desde siempre) es un drama de desconfianzas, envuelto en un clima de tensión, que consigue hacernos sentir el advenimiento de un desastre que nos va a devorar a todos. Sus personajes son hombres rudos forjados en un infierno donde sobrevivir y no tener lazos es lo más inteligente. Las localizaciones son mínimas (exteriores cubiertos de nieve, el interior de una diligencia y la posada de madera en donde se sitúa el 90% de la historia) y no necesita más para desplegar un juego de naipes que te mantiene en vilo a lo largo de las 2 horas y 47 minutos que dura esta cosa que es una película pero también podría ser una obra de teatro.
Tarantino no va a llevarse el oscar ni creo que le interese. Es un maestro en dotar a sus obras de una lógica que se recompone con el recurso de "esto pasó antes de llegar a este punto" y cuadrar las cosas antes de tatuar The End en el centro de la pantalla.
Y tiene un don muy importante para mí. Siempre, siempre se rodea de actores que saben como narrar con apenas miradas. Nunca busca el típico renombre que pueda atraer al público a las salas, trabaja con la gente que admira. Para mí, ver una película que incluye a Samuel L. Jackson, Tim Roth, Jennifer Jason Leigh, Michael Madsen (dónde estabas metido, cabrón) y Bruce Dern, en un escenario conformado por unos pocos metros cuadrados, me atrapa.
Creo que mientras en Hollywood buscan el resplandor de los dólares, Quentin Tarantino disfruta haciendo lo que hace y eso se nota.
Y que no he mencionado como se utiliza la violencia aquí; es casi arte. Y que no he mentado que Ennio Morricone es el autor de la partitura original. Y no he dicho que la cámara siempre está colocada en el lugar que más abarca y que más muestra (fantásticos esos planos desde arriba a través de los tablones del techo y el seguimiento de un moribundo entre las patas de los caballos). Y que no he llegado a decir (¿o tal vez lo he dejado entrever?) que esto, al menos para mí, es una grandiosa película con la que Hitchcock disfrutaría, eso sí, tras unos cuantos tequilas.
Simplemente decir que Quentin es un grande y que ha confeccionado una obra tan musical como llena de arte.

domingo, 24 de enero de 2016

Mi Calle.

La calle en donde vivo es un mosaico poblado por caracteres a cual más surrealista. Como un mapa de la naturaleza humana se despereza cada día empujando a sus habitantes (que se desplazan como luces recorriendo la gran arteria de una especie de ecosistema que no deja de transformarse) a la vida, a la locura, al saludo, a la lucha. Los adoquines palpitan con la energía de las huellas y los elementos atmosféricos son un simple decorado en el que los protagonistas reales son las personas que construyen su día a día. Y yo, que tengo la curiosa facultad de adaptarme y enriquecerme con los cambios, puedo sentir que este lugar es como una especie de república independiente del resto de la ciudad. Una zona aparte donde la velocidad y el ruido del asfalto se transforma en otra cosa, en otro tipo de ritmo.
En ese sitio está mi hogar actual desde hace 7 meses y medio. Y es mi casa número 13 (una cifra que me ha marcado, me protege y no me abandona) y en su interior hay 13 escalones que separan las dos partes de la vivienda. Abajo enseguida cae la noche y arriba estalla la luz que viene del mar.
Los moradores de esta plaza ya me conocen y se han acostumbrado a mi presencia intrusa, a mis idas y venidas. Parece que han comprendido, al igual que yo, que encajo en este lugar en donde todo se transforma a cada día.
Está Emma, la señora de los gatetes, un ángel de pelo blanco que ejerce de hilo conductor para que la armonía reine. Siempre una palabra amable, siempre una sonrisa.
Está el yonkarra más cojonudo que he conocido nunca (atención que soy de Coya y he conocido a cientos).
El predicador que, una vez a la semana y si el tiempo lo permite, dedica la tarde a esgrimir su idioma incomprensible desde su púlpito o balcón (tened en cuenta que si los vientos os llevan hasta aquí en esos momentos, os dará la chapa desde las alturas y, si pasáis de él, os gritará: Un Respeto!).
La bruja de bata rosa que saca a pasear su perro a las 12 de la noche y que le monta unas broncas impresionantes con una voz que es como un crujido que viene de tierras calcinadas por el fuego. ¡Venga, vamos, mea de una vez que hay que ir para casa que hace frío! Sin problema, el lenguaje corporal de su perrete es sinónimo de placidez y bienestar. Comprende que es su actitud habitual y es música para sus oidos pues significa callejear.
La chica bohemia y guitarrista. El gran tunante que sólo lo encuentro en ciertas juergas y lejos de aquí. La taberna gobernada por viejas barricas de vino que sólo abre por las mañanas. Los gatos, perros y mi murciélago que hace tiempo que no veo. Los hipsters que tengo enfrente y sus luces de discoteca que rebotan en las paredes. El señor del sombrero que un día me pidió un par de euros y no se quedaba tranquilo hasta devolvérmelos...
Y el sonido de las mangueras regando la calle para que, al día siguiente, vuelva a florecer la vida, el ciclo vital.
Estoy bien aquí. Me siento conectado.


domingo, 3 de enero de 2016

Me ha pasado algo realmente explosivo y supongo que solamente la muchachada que no podría vivir sin leer cada día me entenderá.
Son muchas tundas navideñas ya, y hoy, intentando  recuperar mi cordura al despertar, traté de navegar por las páginas de Trópico de Capricornio, escrito por Henry Miller en 1936, antes de volver a las calles. Y algo me reconcome por dentro.
Veamos, creo que desde que tengo uso de razón quería leer este libro, pero, como es imposible estar en todas partes al mismo tiempo, un privilegio que sólo posée Crom, nunca lo había hecho hasta que hace poco me lo pillé de segunda mano.
Habita en mi cuarto de baño. Está ahí con su aspecto inocente. Simplemente unas tapas duras que protegen un puñado de páginas. Lo abres y lees. Pero no lees, te caes a un precipicio de espinas y fuego.
A ver, tengo unos cuantos añitos encima y he conocido a muchos hijos de puta en mi vida, pero casi estoy por pensar que las palabras que están impresas en ese libro son los bastardos más grandes que he tenido ante mis ojos. Y tan sólo voy por la página 54 de las 279 furias escritas. Y me da por pensar que dónde coño estuve metido todo este tiempo sin leer a Henry Miller. Es casi como encontrarse a un amigo. Como alguien que te conoce hasta la médula y escribe para tí.
Eso no es un escritor, es un terrorista de las palabras. Es perfecto, complejo, pasional, demoledor... Es exactamente lo que busco en un artista.
Comprende toda la miseria de la sociedad norteamericana y lo escupe como si la vida le fuera en ello. Es realmente grandioso.
Joder, Henry Miller es un como un dios caído que arranca la piel para enseñarte lo que se oculta bajo sus tripas.
Incluso yo, que adoro a William Burroughs. Jack Kerouac, Roberto Bolaño y demás serpientes que han utilizado la literatura como una máquina trituradora, me rindo ante Trópico de Capricornio.
Hacia mucho tiempo que un libro no me hacía hervir de esta manera.