martes, 14 de febrero de 2017

Joe Hill - NOS4A2 [2013]

"Al segundo día fue hasta el jardín delantero desnuda y estuvo allí cinco minutos deambulando, buscando su bicicleta hasta que el señor De Zoet, el anciano que vivía al otro lado de la calle, la vio y corrió hasta ella con una manta. La envolvió y la metió en brazos en casa. Había pasado mucho tiempo desde que Vic cruzara a la casa del señor De Zoet para ayudarle a pintar soldados diminutos y escuchar sus viejos discos, y en los años transcurridos había empezado a considerarle un viejo gruñón nazi y metomentodo que una vez llamó a la policía cuando sus padres, Chris y Linda, estaban discutiendo en voz alta. Ahora sin embargo recordó que le caía bien, que le gustaba su olor a café recién hecho y su curioso acento austriaco. Una vez le había dicho que se le daba bien dibujar. Le había dicho que podría llegar a ser artista.
Durante el día dormía y por la noche permanecía despierta con el corazón latiéndole demasiado deprisa, asustada de cosas que no entendía. Si un coche pasaba delante de la casa y la luz de sus faros recorría el techo a veces tenía que meterse un puño en la boca para no gritar. El ruido de una portezuela cerrándose le resultaba tan pavoroso como un disparo."

No lo puedo evitar, este chaval me fascina. Ya escribí sobre él cuando leí El traje del muerto y, en este bosque, Locke & Key. A su favor habla el hecho de que, durante mucho tiempo, ocultó que era hijo del gran Stephen King para no aprovecharse de su éxito, hasta que una revista yanki reveló el parentesco (ya había publicado dos novelas de éxito por aquel entonces).
Su truco: poseer una imaginación que escupe unas ideas tan originales como potentes y (más importante todavía) saber desarrollarlas en muchos ángulos diferentes como un complejo puzzle en el que cada pieza cuadra al milímetro de forma inesperada. Y eso sólo se consigue trabajando duro.
Lo lees y sientes que disfruta creando esos mundos tan enfermizos como humanos. Y yo que, mal que me pese, siempre he sido un amante del género sobrenatural, creo que Joe es uno de esos contadísimos artistas que marcan la diferencia.
El Traje del Muerto me atrapó como un tela de araña. Locke & Key es uno de los cómics más perfectos y maravillosos que he leido nunca. En la Hierba Alta (relato largo escrito a medias con su padre) me hizo crujir los huesos en una sala de espera de un hospital. Wraith es tan perverso e inteligente como un mal sueño que te hace despertar envuelto en sudor frío. NOS4A2 (y me atrevo a decirlo sin haberlo acabado de leer) es la obra de un visionario tan maravillosamente loco como lúcido. Un libro maldito que te atrapa desde la primera página para situarte en un cruce de caminos que no sabes a donde pueden llevar.
A Joe Hill le gusta la gente. Sus personajes viven y laten como seres cercanos. En muchos momentos mantienen conversaciones en las que cualquiera se puede sentir reflejado (a mí se me han empañado en cristales los ojos en más de una ocasión leyéndolo), pero lo cierto es que siempre hay sombras que les acechan. Es, simplemente, la vida enmascarada con cosas innombrables. Enfrentarte a tus miedos más primigenios.
Joe Hill nunca ganará el premio novel pero el agujero negro de su creatividad es un sitio en el que adoro infiltrarme.

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